Esta pequeña fruta es una verdadera maravilla para la salud. Ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, a curar la cistitis, a frenar los resfriados y a fortalecer las defensas, entre otros beneficios. Conoce una a una las ventajas de comer arándanos y ténlo siempre a mano.
Uno de los alimentos con mayor contenido de antioxidantes, aportan vitamina C, potasio y fibra. Es un fruto hiposódico e hipocalórico. Estudios de la Universidad de Clemson y del Departamento de Agricultura de EE.UU. ubican al arándano en primer lugar por su capacidad antioxidante, frente a todos los otros frutos
El consumo de arándano silvestre (2 tazas por día) durante 8 semanas logró regular los factores que favorecen el síndrome metabólico, lo que reduciría la necesidad de medicación y la intervención médica, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Maine.
La dieta con esta fruta a largo plazo puede ayudar, según los científicos, a mejorar las patologías asociadas al síndrome metabólico. Se llama así a un grupo de factores de riesgo de sufrir una enfermedad coronaria y está integrado por la obesidad, la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto.
Los arándanos podrían fortalecer el sistema inmunitario. Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón hallaron que tienen un compuesto conocido como derivados de estilbeno, que funcionan junto con la vitamina D y pueden cuidar las defensas del organismo, disminuyendo el riesgo de sufrir enfermedades.
En un estudio realizado por el Servicio de Investigación Agrícola (ARS) se preparó una dieta que incluía las cortezas de arándanos y se la probó con ratones de laboratorio. Los resultados mostraron niveles más bajos de colesterol en la sangre, y pronto se harán las mismas pruebas en humanos.
Los arándanos reducen el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 26% en comparación al 2% que logran reducirla consumir 3 porciones de cualquier otra fruta entera. No obstante, el jugo de esta fruta rica en antioxidantes parece no tener el mismo efecto. El estudio fue publicado en British Medical Journal en 2013.